Me muero en deseos de
hablar contigo,
de que suene el teléfono
y tu estés ahí,
de acariciar tu pelo
muy tiernamente,
de besar tus labios,
de fundirme en ti.
Me adormezco pensando
en tu inocencia
y palpitas conmigo
cuando pienso en ti,
me estremezco pensando
que algún día puedas,
enredarte en mi vida
y aprender junto a mi.
Me perturbas la mente
con tu sonrisa,
con tu cuerpo de niño
como el de un arlequín,
se me juntan despacio
la noche y el día
esperando impaciente
el sonido del ring.
No hay comentarios:
Publicar un comentario