viernes, 26 de septiembre de 2014

Anillos de oro





Contigo ambicioné el mundo
y vivir intensamente,
condensé en un breve espacio
alma, corazón y mente.

Intenté soltar escollos
de esta vida equivocada,
dejar de lado los llantos
hacer de tu corazón, mi casa.

Soñé zarpar en velero,
izar las velas, los mares surcar,
hasta encontrar un puerto
donde echar el ancla, mi hogar.

El amor, no es 
un anillo de oro,
como símbolo de felicidad.

Dejé mis ropas colgadas
en eso que llaman seguridad,
alejada de miradas,
navegando en la oscuridad.

Partí sin un rumbo fijo,
como brújula... mi esperanza,
mi timón es tu camino
y en el mástil, mi añoranza.

Contigo amanece el día,
despierto de mi letargo,
eres mi ansiada ambrosía
y mi sueño más amargo.

El amor, no es
un anillo de oro
como símbolo de felicidad.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Pobres diablos






      Pasa el tiempo, pasan los años, los otoños, los inviernos se van sucediendo uno tras otro, y a pesar de ello, volvemos a cometer los mismos errores. Las lluvias que antaño mojaron nuestros pasos, la nieve que marcó nuestras huellas y hundió nuestros lamentos, vuelven a interpretar de blanco el paisaje de ahora, de un blanco impoluto. Y volvemos a mancharlo.
     
    Las hojas caídas de los árboles viejos, aquellas que se depositaron como un alfombra sobre nuestros pensamientos, esas, las que desaparecieron porque quisimos borrarlas, vuelven a forrar nuestra piel con un manto espeso.
     
     "El ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra".  Tropezamos demasiadas veces y repetidamente y lo peor de todo, es que lo hacemos con el mismo obstáculo.
   
       Llega la primavera, justo después del invierno, como está estipulado, como la naturaleza lo tiene dispuesto, todo en su orden establecido y el ser humano no atiende a pautas, su comportamiento no se apoya en la experiencia, en lo ya vivido, somos superiores a todo y más inteligentes. Pobres diablos... y volvemos a caer.
    
      Nos destrozan, nos abaten,  rendidos por el dolor y la amargura. Perdonamos, tratamos de olvidar, hacemos el propósito de pasar página y cuando llega el verano, cuando nuestro corazón y nuestro cerebro está relajado, volvemos a meternos en la zanja. En una zanja cada vez más profunda y más difícil de salvar.
     
      Y pasan las estaciones, y cada vez es más duro y tenemos menos ganas de volver a empezar, de borrar las malas experiencias y comenzar de cero. Cada vez cuesta más y se quiere menos.

     "Errar es humano, pero perseverar en el error es diabólico" Agustín de Hipona

jueves, 11 de septiembre de 2014

Tras la ventana





Con el candil encendido, tras la ventana
llora su pena, rebusca en la nada
zigzaguea la luz cuando la llama,
porque se fué su amor, su enamorada.

Se marchó temprano, de madrugada
con el estigma colgado de villana,
un corazón maltrecho y apuñalada
cabizbaja y rota, abandonada.

Se lamenta quejoso el muy tirano
la maltrató a su antojo, como un harapo,
cuando en su dulce rostro marcó su mano
se transformó de principe, a vulgar sapo.

Se mira al espejo, se mira callado
advierte unos ojos en sus ojos clavados
la verguenza aflora, el rostro quebrado
las palabras sobran, los labios sellados.

La busca en las sombras, en la almohada
y grita su nombre, por la ventana,
su alma marchita, su mente ofuscada
se diluye en la lluvia que cae de mañana.

Se evaporan los días, se cerró la bocana
el agua del río se muere estancada,
se acabaron los sueños, la sangre que mana,
se paró su mundo, sin su enamorada.