Una tarde, mientras merodeaba
entre varios poemas y relatos
hallé un escrito que me llamaba
a calzarme con "Luna" sus zapatos.
Un alma dulce que iluminaba
la andadura de mis pies cansados,
con damas blancas, el agua manaba,
con la niebla que nos dejó cegados.
Y en tarrito de cristal lo guardo,
no quiero perturbar su esencia
que con tanto ahínco salvaguardo,
Con mucho cariño y complacencia,
este soneto, para un Gallardo
que viste ropajes de inocencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario