lunes, 31 de marzo de 2014

Y aún...




Mi corazón te reclama
y, aún cansada yo,
se obstina y te llama
y se niega a navegar
por el túnel del olvido,
resignado a esperar.

A veces, el amor no se viste
de azul, ni tampoco de rosa,
te lleva hasta el horizonte
para enterrarte en su fosa,
galopa sobre tu cuerpo,
tendido en el abandono.

Mi corazón está mudo
y, aún fuertes mis gritos,
susurra en cada latido
tu nombre, envueltos de bruma
hallando marchitos
susurros de amor.

A veces, lo pintas en óleo,
escribes su nombre en la oscuridad
el ágil pincel es tu sueño
la frágil pintura tu soledad, 
el dulce recuerdo de una sombra
que a tu lado pasa y te nombra.

Mi corazón es tu barca
y, aún tu eres mi rumbo,
buscándote desesperada
vagando por las arenas
mendigando por el mundo,
arrastrando mis cadenas.

A veces, no distingues el horizonte
ni en tierra, ni el alta mar, 
y miras como el sol se esconde,
se detiene tu caminar
hecho de sal y viento
de su alegría y tu lamento.

sábado, 29 de marzo de 2014

Corred




Rejas que os cernís
unidas a mi corazón
cristales que transparentan
y no dejan pasar amor.

Puertas que os cerráis
sin dar explicación
espíritus que se prestan
cargados de dolor.

Secretos, ¿que aguardáis
siempre mirando el reloj?
Espejos, ¿que miráis
con tanto pudor?

Corred y si lo veis
decidle, 
que soy ilusión de los que esperan
y espera de su calor.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Muerte





     Sobre el lecho, casi desnuda, adornada con un manto de plata estaba ella. Sentada a su lado, lo contemplaba en silencio.
     Al principio, casi no la percibí, era tan vaga su sombra... Se desvanecía y volvía a aparecer envolviéndose con una bruma espesa. Pero allí estaba, asiéndolo de la mano, con sus ojos de hielo fijos en él, con su sonrisa irónica burlándose de la vida.
     Me pareció casi hermosa.
     Como una madre velando a su hijo, ella velaba a su presa, guardiana y celosa de su trofeo.
     Que extraña mirada la de aquel hombre... La contemplaba con rareza y a la vez, había entrega en sus ojos.
     Si, entonces lo entendí todo. Había venido a buscarlo, como el que busca azarosamente entre sus tesoros.
     Quizá, él la llamó, ella lo abrazó como se abraza a un enamorado, y después, todo acabó.


     "Cuando la muerte se precipita sobre el hombre, la parte mortal se extingue; pero el principio inmortal se retira y se aleja sano y salvo". Platón

lunes, 24 de marzo de 2014

Enamorado-Amigo



-Mujer, estás de moda,
a la vista, en los carteles,
en el corazón de los hombres,
donde brotan los claveles.

-Que cosas dices amigo,
tu me miras diferente,
escondida entre la gente,
asustada, y siempre ausente.

-Difícil de retener, mujer,
no quieres ataduras,
caminas majestuosa, sin dudas,
a las verdes y a las maduras.

-Quisiera poder estar
cerca de mi enamorado,
fundir mi mano a su mano
y amanecer a su lado.

-Eres el día y la noche,
señora y dueña del tiempo,
dulce golpe de viento,
audaz con el sufrimiento.

-Mi corazón está partido,
secos mis ojos de lágrimas,
atrapada entre dos almas
derrotada y sin palabras.

-Eres el sueño de muchos
y el presente de ninguno,
el reto más oportuno,
un verso de Unamuno.

-Sola, y en mi soledad
siento que la vida pasa,
vacía, desnuda y fría...
solo queda la esperanza.

-Y en la noche, mujer
el deseo ruge embravecido,
en tu cuerpo caer rendido,
entregándome, vencido.

-Y mi cama está vacía,
no hay luz sobre mi cuerpo,
camuflado hallo un recuerdo,
casi olvidado en el tiempo.

-De naturaleza fuerte y dura
consigues lo que te propones,
y amarras con eslabones
aquello que tu más quieres.

-Soy como la porcelana
frágil e insegura,
disfrazada con la armadura
que esconde mi realidad más dura.

-Te llamarán amiga, esposa,
amada, amante y compañera,
el regalo para el que espera
y la espera para el que añora.

-Solo quiero respirar su amor,
encadenarme a sus besos,
construir entre los dos
un universo de momentos.

-Yo te miro y te admiro, mujer,
como una diosa, adorada,
y a tu esencia, esclavizada
quedó mi alma, enamorada.



martes, 11 de marzo de 2014

Carta a mi amado





     Mi dulce amor,
     Esta puede que sea la décima o la undécima carta que te escribo, aunque... ¿el número importa? Posiblemente corra la misma suerte que las anteriores, que su futuro sea el que mi cobardía quiera o el que mi valentía no permita que sea.
    Pensando en ti, tengo la obligación de decirte cuanto te extraño, cuanto te echa de menos mi cuerpo, cuanto te ansía mi corazón y como de mal se siente mi alma sin tu consuelo.
     Ha pasado mucho tiempo, ocho o quizá son ya diez años, y para mi fue ayer cuando te marchaste y me dejaste rota en un rincón, despojada de ánimo, abandonada a un destino que no busqué y que no quiero. Perdida en el tiempo que corre a toda velocidad y no me da tregua, que me azota con una brisa fina y afilada y va tejiendo surcos de sufrimiento en mi piel.
     Es como una maldición vivir sin tu amor, sin tus caricias y sin tus abrazos. Porque mis manos son cascadas manando a raudales y desembocando en un caudal seco,  mis ojos son luz tenue y cálida alumbrando la más absoluta oscuridad.
     Porque mi feminidad es un vergel en primavera con falta de riego, sin encontrar ni una mísera gota de rocío que fecunde mis entrañas.
     Amado mío... ¿dime donde puedo encontrarte? ¿por donde vagan tus pasos? y, ¿en que banco te sientas mirando al mar? Dime que puedo hacer para despojarme de este traje de amargura y desvanecer esta duda que me atormenta y me angustia. Dime mi amor, ¿como puedo hacer para que cada trozo de mi que te llevaste vuelva a formar parte de nuestra esencia?
     Dime como convierto una estéril sonrisa en lo que antaño fue, como hago para que mi fingida vida vuelva a tener sentido y el brillo de esa luna que tan amorosamente nos iluminó y guió, vuelva a tener cabida en mi.
     Mi adorado amor, posiblemente esto quede en lo de siempre... en mis pensamientos plasmados en letras, en mis ganas de volver a amarte, en un escrito y en la esperanza de volver a tenerte, en una efímero deseo en manos de un cruel destino.
     Y es que, yo no puedo enmudecer a mi mente, no puedo ocultar unos recuerdos que afloran instintivamente y sin control. No puedo... y no quiero mi adorado amado. Solo puedo tenerte así, en la lejanía y al mismo tiempo tan real en mi. Porque vives escondido en mi interior, en lo más profundo de mi ser, y solo de vez en cuando, me permito escribirte y recordarme cuanto te amo.

     "No hay disfraz que pueda largo tiempo ocultar el amor donde lo hay, ni fingirlo donde no lo hay". François de la Rochefoucauld
    



lunes, 3 de marzo de 2014

Sin tenerte





Y me dices hombre
que tu amor es grande
y yo he de creerte, 
con la mirada ausente
perdida entre la gente,
más, presente.

Con el temor de un niño
y el corazón partido,
con el silencio roto
tras un quejido,
con el vientre plegado
sin tu cariño.

Con la sonrisa hueca
y la expresión marcada,
con la esperanza nueva
de la madrugada,
con la inocencia echada
sobre tu cama.

Y me dices hombre
que tu amor es grande,
y yo, he de creerte,
más mi pecho arde
y mi ilusión se pierde
sin tenerte.

sábado, 1 de marzo de 2014

El cuerpo de mi amado






Al anochecer, sobre la playa,
desnudas las miradas 
y el corazón desnudo, 
mudas las gargantas 
sobre un lecho mudo,
se estremecía el alma.

Tu cuerpo me rozaba
con un baile de estrellas,
el cielo estaba celoso
de tus caricias bellas,
el mar bullía gozoso
por lavar nuestra tristeza.

El mundo enloquecía
descompuesto por batallas,
y el sol adormecido,
muertas las palabras,
construyendo un paraíso
de promesas y esperanza.

Y tu, casi sin pausa
los labios me besabas,
y el cuerpo de mi amado,
salvajes las caricias
entregándose con fuego,
en el mío se enredaba.