lunes, 20 de julio de 2015

En nombre del amor





El inspector García entró a la sala de interrogatorios, donde se encontraba sentada Sondra Gray.
Se sentó frente a ella y sacando de su bolsillo una pequeña grabadora, la miró de frente y comenzó con su batea de preguntas.
-Sra Gray, soy el inspector García, encargado del caso por el asesinato de su marido, Paul Gray.
La Sra Gray tenía la mirada perdida, el rostro desencajado y se encontraba en un estado semi catatónico.
-Sra Gray, ¿entiende lo que le digo? ¿Por qué asesinó a su marido Sondra? ¿Por qué le sesgó la garganta?
Sondra Gray casi en un susurro, dijo :
-Yo amaba a mi marido inspector, lo amo ahora más que nunca. Paul me aseguró que yo era la única mujer en su vida, la que más había amado y a la que siempre amaría,- contestó Sondra. -Solo quería dar veracidad a sus palabras.

jueves, 18 de junio de 2015

Escudriñando la vida



                                     
                                                                                                                                           
Antes
que nombre
tuve vida
latiendo fuerte
abriéndose paso
engullendo los días
Ahora tengo mil parches
un nombre que me abriga
un rostro surcado
con mis heridas
sueños rotos,
errante
vida
A
d
o
r
m
e
c
i
d
a
                      
                 

lunes, 8 de junio de 2015

Amigos





   Eran alrededor de las cinco de la tarde cuando sonó el teléfono. Normalmente no solía recibir muchas llamadas a su línea fija, exceptuando las de la familia, por eso se extrañó cuando en la pequeña pantalla apareció un número desconocido. Descolgó el auricular y al otro lado, una voz femenina preguntó por ella.

     -¿Mónica?
     -Si, soy yo, quien habla?
Era María, la novia de su mejor amigo de la infancia. Se quedó extrañada porque no la conocía. Vaya! pensó, así que María... hacía tiempo que no había hablado con él, con Pablo. No tenía perdón, después de todo, desde que ella se había mudado de ciudad, el contacto no era tan fluido como hubiera querido y aunque siempre le había tenido presente, las conversaciones telefónicas se habían distanciado en el tiempo.

    - Hola María, no nos conocemos ¿verdad? Que tal está mi queridísimo Pablo?- comentó en tono jocoso.
     Ella le contestó que efectivamente no se conocían físicamente, pero que él, desde el primer momento siempre le había hablado mucho de ella y que por eso la llamaba, porque él la había nombrado a menudo últimamente.

     -¿Y que tal está? Hace tiempo que no se nada de él...

  María le contó que su amigo estaba muy enfermo, le habían detectado un cáncer y que se encontraba en fase terminal. Estaba ingresado en el hospital, y la necesitaba.
    Mónica se quedó sobrecogida, un temblor le recorrió todo el cuerpo, se quedó sin aire por un momento y sin saber como reaccionar. El teléfono le resbaló de la mano y ni siquiera se percató de ello.

     -¡Mónica! ¿Estás bien Mónica?- gritó María
     -¿Donde está María? ¿En que hospital?-respondió realmente angustiada.

  Cogió su coche y a toda velocidad y con lágrimas en los ojos, recorrió los casi 300 kilómetros que la separaban de su confidente de la infancia, su compañero de adolescencia y de la persona que llenó de risas su juventud.
     Entró casi atropellándose en la habitación donde se encontraba y lo vio. Postrado en una fría cama de hospital, con un aspecto desvalido pero con una sonrisa en los labios en el momento de verla. Se miraron, se fundieron en un abrazo eterno y lloraron. Se vaciaron por completo, con un desconsolado sufrimiento y con una angustia inmensa por no entender.  Se sentó a su lado, le cogió la mano y no dejó de mirarlo, como si quisiera llenar de momentos perdidos el tiempo que había pasado.
     El no paraba de repetirle que estuviera tranquila, que no pasaba nada, y con cada palabra ella más se desmoronaba, más se partía de dolor. No había consuelo posible y lamentablemente no se veía con fuerzas para darle ánimo y esperanza. Curiosamente era él quien trataba de restarle importancia, de hacerla reír. El era así... siempre fue así.
     Pasó la noche a su lado, sin soltarle la mano, mientras las nauseas invadían el cuerpo de su amigo, mientras el veneno le corroía. En silencio, con los ojos vidriosos, ella le ayudaba a incorporarse, le sonreía y le besaba la frente. No había nada que decir, el silencio era el mejor discurso, la mejor compañía. Mientras él estuviera, ella estaría.
     El se giró y la observó detenidamente, y entonces muy bajito le dijo cuanto la quería, cuanto había significado su amistad para él y cuanto la había echado de menos desde que ella se marchó. Mónica, apretó con fuerza su mano y le pidió perdón por no haberlo llamado más asiduamente, por haberse dejado llevar por los quehaceres del día a día y no haber sacado un momento para dedicárselo a él.  Le agradeció su cariño, su amistad, su tiempo y le susurró lo importante que había sido en su vida y cuanto lo quería. Pablo asintió y sonriendo le dijo:

     -Lo sé, siempre lo he sabido, solo quería volver a verte una vez más.


     "Nuestra amistad no depende de cosas como el espacio y el tiempo". Richard Bach
    

jueves, 28 de mayo de 2015

Alma de sirena






Y mis fatigados ojos
buscan con obstinación
esperanza,
olas que arrastran despojos
grietas en el armazón...
desconfianza.

El corazón axfisiado
recubierto de salitre
agoniza,
¿será por fin rescatado
antes de que recalcitre
con la driza?

Y las aguas se serenan
el sol brilla jubiloso,
resplandece,
los temores se cercenan
el dolor queda borroso,
y fallece.

lunes, 18 de mayo de 2015

Si no me besas...







Repentina oscuridad
languideciste mi canto,
despojada de piedad
no te persuadió mi llanto.

Deslumbrante resplandor
que en nuestras antañas noches
de lunas blancas, de amor,
nos miraste sin reproches.

Recuerdos de una verdad
cincelados en mi pecho
surge la necesidad
de dos cuerpos en un lecho.

 Veneno devastador
usurpando mil promesas
y no siento tu calor...
moriré, si no me besas.







 





jueves, 7 de mayo de 2015

El despertar




Me enamoraste mi niño
con locura desatada
con toques de mermelada
y un pellizco de estragón.
Destapaste con cariño
esta oxidada conserva,
discípulo de Minerva
venciste la sinrazón.

Y despertó vacilante
este corazón dormido
asustado, contraído
ciego por no ver el sol.
Una sonrisa vibrante
unos brazos que lo mecen,
latidos que reverdecen,
con pasión y sin control.

lunes, 27 de abril de 2015

Volver







Lucía acarició la cabeza de su padre con una extrema suavidad, con una ternura infinita, con todo el amor que tenía encerrado en su pecho. 
Tumbado en la cama, su padre enfermo, respiraba con dificultad y con la voz entrecortada se le oía decir muy bajito : 

-Esta humedad, esta isla...

-Papá, no te preocupes, yo te abrazo y ya verás como al abrigo de mis brazos, no tienes frío. Yo te abrazo papá... 
Tu quisiste vivir aquí, cerca del mar, te gustaba sentir el vaivén de las olas, escuchar su acompasado sonido, sentarte en tu mecedora y notar los rayos del sol acariciando tu piel. ¿Recuerdas papá?

-Lucía, creo que el fantasma del olvido ha vuelto a visitarme, lo siento hija...

-Tranquilo, no pasa nada

-Lucía, cántame esa canción... 

-¿Que canción papá? ¿Volver?

Mientras Lucía cantaba por Carlos Gardel con lágrimas en los ojos, su padre sonreía y apretaba su mano.

sábado, 18 de abril de 2015

Mi niña querida










Que te amo más que a mi vida,
mi dulce niña querida.

Mirada franca, coqueta
turbadora y pizpireta
apasionada Julieta
en el amor, desmedida.

Que te amo más que a mi vida,
mi dulce niña querida.

La pasión es tu bandera
la justicia tu quimera,
una leal compañera
una dama distinguida.

Que te amo más que a mi vida,
mi dulce niña querida.

Venero tu sinceridad
tu fuerza y tu fragilidad
feliz con tu felicidad
esta madre, complacida.

Que te amo más que a mi vida,
mi dulce niña querida.


miércoles, 8 de abril de 2015

Décimas a Mi Flor de Jara




Víspera de la partida
todo se torna jolgorio
un compás aleatorio
propio de tanta bebida.
Un alma más redimida,
otro sueño de camino
la barcaza, tu  padrino,
unos botos, el romero
un fajín, un buen cañero
más la fe, del peregrino.

La carreta bien surtida,
una flor, un abalorio,
el coto de dormitorio
la medalla bendecida.
Acariciando la brida
de su corcel casi albino
un jinete bebe vino,
va marcando el sendero,
trota grácil, con salero
y baila con el equino.

Rengue de la anochecida
un cantar adulatorio
un cajón muy meritorio
acompasa la partida.
Un volante cobra vida,
una danza tras un trino
fulgurante remolino,
un quejío chiclanero
con solera, con esmero,
con ese duende genuino.

Una brisa muy atrevida,
nervios en el auditorio
un nombre definitorio
te dará la bienvenida.
Flor de Jara, mi querida,
será tu guardián el pino
cuando laxa del camino
desees con desespero
descansar cual escudero
y soñar con tu destino.



lunes, 30 de marzo de 2015

Un suspiro





Te encuentro y te miro
mi corazón imprudente
me sorprende con un giro
y amordaza mi mente.

Te encuentro y me agito
pues tu cuerpo anhelado
se me imputó delito
por haberlo deseado.

Te encuentro y te pido
claridad entre las dudas,
ante verdades desnudas
estás solo y perdido.

Te encuentro y no hallo
la palabra de aliento
que pueda darte sustento,
lo intento, más fallo.

Te encuentro y te siento
comparto la misma pena
queriendo izar al viento
una pesada cadena.

Te encuentro y te miro
la tristeza es patente,
tras el rumor de la gente
clamorea un suspiro.


viernes, 20 de marzo de 2015

Mayoría de edad




   Lucía miraba a su hijo con orgullo. Cuando el día se completara y el reloj pasara quince minutos de la media noche, su pequeño Daniel cumpliría 18 años,  la mayoría de edad se acercaba a todos los efectos y sin embargo, para ella, para su madre, seguía siendo su niño. Daniel estaba como loco, tenía grandes planes para  celebrar con sus amigos una fecha tan señalada; hoy por fin,  podría entrar a uno de esos garitos nocturnos.
   
  Mientras Daniel se vestía y se perfumaba con esmero, su madre, callada lo miraba en silencio. No podía apartar la mirada del rostro de su hijo, estaba tan orgullosa...
    
 Daniel siempre había sido un niño bueno, obediente, educado y muy cariñoso con su madre. Muy responsable para su edad y demasiado tozudo. Era el tesoro más valioso de aquella mujer, su motor de vida.
   
  Cuando Daniel hubo terminado, se giró hacía su madre y con un gesto divertido buscó su aprobación. Ella no podía estar más feliz, más absolutamente entregada y sonriendo asintió con la cabeza y pensó  que no existía un chico más guapo en el mundo, al menos para ella.

    Antes de cruzar el umbral de la puerta, Lucía le dio un montón de recomendaciones; ten cuidado, no te vayas a meter en líos, mira que la noche es muy traicionera, no bebas demasiado... 
Daniel asentía a todo y sin dejarla casi terminar, besó a su madre en la frente y se despidió.
     Lucía lo vio marcharse con aquella sonrisa tan pícara en sus labios y antes de girar la calle, Daniel guiñó un ojo a su madre y le envío un beso por el aire.

     Entró en su casa,  y se dispuso a prepararse algo para comer. Se sentó en el sofá y mientras cenaba trató de imaginar que estaría haciendo Daniel en ese momento, donde estaría, con quien estaría hablando, y a cada rato, miraba el reloj y suspiraba. No pasaban las horas...

     El ruido del teléfono la sobresaltó. ¿Que hora era? Se había quedado dormida, eran las dos y diez de la madrugada y no dejaba de sonar ese fastidioso ring. Se incorporó,  fue hacia la cocina y descolgó el auricular.

     Su corazón dejó de latir, su mente estaba completamente noqueada, su mirada perdida y su mundo atropellado. 
     Tenía delante el ataúd de su hijo, no quería mirarlo, se negaba a creer que nunca más volvería a tenerlo entre sus brazos, se lo habían arrebatado.

     No había consuelo posible, no existían palabras de aliento, su hijo no estaría más, porque alguien derramó un poco de líquido en la camisa de un desconocido originando una pelea, porque su hijo intentó calmar los ánimos y separar a aquellos dos que se querían matar a golpes, porque era buena persona, por ponerse en medio  para evitar una tragedia, se llevó el golpe certero de navaja en mitad del corazón, cayendo fulminado en el acto.

     Su hijo falleció a la una y treinta y cinco de la madrugada el día de su décimo octavo cumpleaños, el mismo día y a la misma hora que ella dejó de existir para el mundo.

     "A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en un mismo ataúd". Alphonse de Lamartine.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Ahora, que te has ido...





Ahora que te has ido
el vacío me inunda,
un silencio resentido,
una mueca iracunda.

Ahora que te has ido
me siento nada y rota
tu cuerpo se ha rendido,
una lágrima explota.

Ahora que te has ido
¿que haré sin tu mirada?
sin tu delirante ruido,
sin tu nunca pedir nada.

Ahora que te has ido
¿donde buscaré tu alma?
¿donde guardo el gemido
que desde mi pecho brama?

Ahora que te has ido
ahora, que no estás,
este corazón herido
no olvidará jamás



Y ahora... ¿que hago sin ti? 
Me has dejado rota y vacía, aún noqueada porque no quiero creer, porque me niego a aceptar que te has ido, porque no encuentro sentido al dolor,  Porque te busco y no te encuentro, y mi cabeza no para de dar vueltas, porque me duele pensar que no volveré a acariciarte...






lunes, 2 de marzo de 2015

Ten cuidado con lo que deseas...




Manuela andaba como una loca, de un lado para otro, era un manojo de nervios y el corazón le latía apresuradamente. No le quedaba mucho tiempo para que todo estuviese perfecto, para que el día más importante de su vida, fuese mágico y especial.
¡Quince días! en tan solo quince días caminaría hacia el altar para cumplir el más deseado de sus sueños... y aún le quedaba tanto por concretar y definir... 
Cogió su teléfono móvil y llamo a su amiga Mayte

- ¿Mayte? ¿pero que haces todavía ahí? llevo veinte minutos esperándote, mueve el culo y vente para acá. ¡Por Dios, me va a dar algo!

- Manuela, tranquilízate, a ver si te va a dar un jamacuco y no vamos a poder hacer nada. Salgo en un minuto, así que relájate mujer.

Manuela colgó el teléfono y se dirigió a la cocina a servirse una copa de vino, eso le haría sentir mejor. Se sentó en una butaca antigua que tenía frente al ventanal y mientras saboreaba aquel delicioso elixir,  echó la vista atrás. Tenía 52 años y por fin iba a hacer realidad su más ansiado deseo.
Recordó aquel día en que con 23 años, la dejaron plantada ante el altar; el peor día de su vida. Lloró amargamente durante más de un mes seguido, día y noche, noche y día, no había consuelo posible. ¡Cuanto había llovido desde entonces...! 
Bebió un sorbo de vino y siguió con sus cabilaciones y recordó como hacía tres meses y veinte días, después de abandonar una cena benéfica a la que había sido invitada, y tras montarse en aquel taxi, aquel extraño conductor, al que prácticamente no pudo ver el rostro, tras preguntarle la dirección, la observó por el espejo retrovisor y le dijo sin venir a cuento, que podría hacer realidad el mayor de sus sueños. Manuela atónita y con una mueca de desprecio, le contestó que su mayor sueño era llegar a su casa lo antes posible y dar por finalizada la noche. El taxista con una voz extraña y empalagosa,  pidió disculpas a su ocupante y permaneció en silencio.
Manuela se sentía disgustada por la impertinencia del conductor y al mismo tiempo no paraba de darle vueltas en su cabeza a la absurda propuesta que le había hecho. Desechó el pensamiento y guardó silencio hasta que el coche paró justo delante de su casa. 

-¿Que le debo? -preguntó Manuela

-No tiene que pagarme hoy nada -contestó el taxista. Si mañana no he hecho realidad su sueño, me pagará la carrera, y si como digo, en el día de mañana sucede algo extraordinario, usted deberá entregarme su alma. ¿Trato hecho?
Manuela no sabía si echarse a reír,  llamar a la policía o a un loquero. El caso es que cerró la puerta del coche y mientras iba caminando hacia el portal de su vivienda, se giró y dirigiéndose hacia el taxista dijo: 

-Está bien, como quiera, usted sabrá si quiere o no cobrar por el servicio. Vaya mundo de locos..
No podía creer la cantidad de gente trastornada  que había pululando sin control en el mundo...

Sonó el timbre de la puerta y ese sonido la sacó de sus elucubraciones.

-¡Mayte, ya era hora... !mira que eres tranquila

-Ya estoy aquí ¿no? venga Manuela, vamos a ser efectivas y a ponernos en marcha.

Manuela tuvo una boda espectacular, de cuento de hadas. Todos los invitados estuvieron encantados con la ceremonia y con la fiesta de celebración. Su amiga Mayte asistió acompañada de un extraño hombre al que nadie conocía, con un extraño nombre; Cassiel.

A la mañana siguiente, después de una noche de bodas plena de amor y felicidad, la policía acudía al domicilio de Manuela, tras recibir una llamada hecha por una voz masculina, una voz pastosa y empalagosa, una voz que alertaba del suicidio de una mujer.
La encontraron vestida de novia y colgada por el cuello del ventilador de techo del dormitorio. En el suelo y justo debajo del cadáver, hallaron restos de un papel que a primera vista parecía un contrato, aunque solo fuera legible la rúbrica de una tal Manuela.

jueves, 19 de febrero de 2015

Todo y Nada







Desde tu noche
a mi mañana,
De tu pupila
a mi mirada,
De tu suspiro
hasta mi alma,
Desde tus labios
a mi sonrisa,
Desde tu voz
a mi garganta.

Desde tus sueños
a mi plegaria,
De tu palabra
a mi promesa,
De tus te quiero
a ser amada,
Desde tus lágrimas
a mi tristeza,
Desde tu adiós...
a no ser nada.

martes, 10 de febrero de 2015

María




María se ha hecho adulta
a traición, con alevosía,
se le han llenado los ojos
de dolor y de alegría.

María escudriña el pasado
con rencor e ironía
se le empapa el cristalino
se le nubla su agonía.

Porque han pasado los años
porque dejó atrás a la niña
aprendió con desengaños
y bailó sin melodía.

María sueña despierta
recorre paisajes robados
desiertos de arena blanca
y campos abandonados.

María se bebe la vida
se atraganta a cada paso,
el sol que la ilumina
huye esquivo, en el ocaso.

Se le quiebran las palabras
se retuercen los fracasos
y pare nuevas plegarias
desterrando viejos salmos.

María tras la ventana
acuna el dolor con llanto,
adormecida, esperanzada,
cansada por el quebranto.

María se ha hecho vieja
se le han pasado los años,
María ya no se queja...
se reconcilió con su pasado.

Se ha perdonado todo
la paz le besa los labios,
ya no hay rabia, ni quejido,
el olvido borrará sus pasos.

martes, 3 de febrero de 2015

Venganza




     Lidia entró en aquel local de copas casi por inercia. Había hecho un receso en el hospital donde trabajaba de patóloga forense y a instancias de una compañera, fue a tomar un refresco al Santuario, recientemente inaugurado y con bastante ambiente. 

     Ella no tenía mucha vida social, su mundo era su trabajo, su casa y su gatita como única compañía. Entre el bullicio de la gente, consiguió acercarse a la barra. Sintió un escalofrío recorriéndole la espina dorsal, sus ojos se quedaron petrificados y las rodillas le fallaron haciéndole tambalearse. ¡No podía creerlo! Se quedó fijamente mirando a aquel hombre, a aquel ser despreciable que le había removido las entrañas en una décima de segundo. Se dio la vuelta y salió despavorida del local. Le faltaba la respiración y al mismo tiempo,  el corazón le latía a mil, descontrolado, queriendo salir del pecho. Tomó aliento y se encaminó  de vuelta al hospital, bajó a su lugar de trabajo y una vez en la Morgue, analizó con detalle lo sucedido.
    
      Habían pasado quince años... quince años de visitas a psicólogos, de intentos de superación, de rechazo al sexo masculino, de una lucha continua por llevar una vida normal, y ahora, el destino le había brindado en bandeja de plata la oportunidad que durante tantos años había esperado.                  

     Era un día tranquilo y aunque estaba de guardia, no estaba prevista la práctica de ninguna autopsia, a no ser que hubiese alguna urgencia, pero para eso llevaba siempre su busca. Así pues, se atusó el cabello, pintó sus labios de rojo fuego y salió decidida a tomar ese refresco.

     Se acercó a la barra, justo donde estaba situado él. Le pareció curioso el hecho de que no había cambiado practicamente, sin embargo ella... ella ya era una mujer, y por muy buena memoria que tuviera, no la reconocería. Coqueteó, se insinuó y en un descuido vertió en su bebida una dosis suficiente de escopolamina. El estaba muy excitado, esos labios le estaban volviendo loco y las insinuaciones de aquella mujer le tenían fuera de si. En su cabeza solo existía una idea; poseerla.
Al cabo de una hora salieron juntos del local y se dirigieron a la Morgue, a él le había parecido morbosa la idea que le había propuesto Lidia,  de hacerlo allí. La droga estaba haciendo efecto y Lidia sabía que disponía de una hora más, para que se potenciara la actividad de la escopolamina.

     Lo tumbó sobre la mesa de autopsias, lo ató fuertemente con esparadrapo y lo amordazó. El, aún estaba vestido y aún aturdido se reía; aquello le excitaba sobremanera. Ella, se colocó la bata de trabajo,  cogió el bisturí y le rajó el pantalón, dejando al descubierto sus genitales. Buscó en el bolso su ipod, se puso los auriculares y comenzó a sonar la quinta sinfonía de Beethoven. Se acercó a aquel rostro repugnante y casi en un susurro le dijo : -No hay perdón para un violador.


lunes, 26 de enero de 2015

Quisiera





Quisiera ser la hoguera
que calienta y no quema,
ser su principal morfema,
ser ocaso, ser aurora.

Quisiera ser costurera
y remendar su tristeza
para bordar con destreza
su sonrisa turbadora.

Quisiera ser primavera,
sembrar vida en su vida,
en su amor yacer rendida,
envejecer a su vera.

¡Ay! si mi corazón pudiera
acompasar su cadencia
y derramar mi esencia
en su cálida ribera.

jueves, 15 de enero de 2015

Secretos del alma



Dura es la espera
en las lagunas profundas
oscuras y tremebundas,
acariciando las dudas
mi corazón desespera.

Triste condena
pues sumerjo mis penas
atadas a tus cadenas,
desterrada a las arenas
como una frágil sirena.

Paisajes que retoma
mi torturada memoria,
agitándose como una noria
y al pie, una dedicatoria
de una pasión que asoma.

Espejos en la sombra
reflejando una quimera,
esperanza traicionera
con su porte de altanera
escuchando al que te nombra.

Lamentos de tristeza
por las horas perdidas
recomponiendo las bridas
entre pasadas vidas
se esquivaron con destreza.

Sollozos del alma...
las preguntas calladas
sobre etapas pasadas
se descubren aladas,
sobreviene la calma.

Y el dolor que se enjuga
sobre un lecho de rapa,
el amor que te atrapa
y te une cual lapa,
y te tienta a la fuga.

El amor que te llama,
que te nombra y te encuentra
y te sientes contenta,
le brindas tu ofrenda,
y gozoso te aclama.

martes, 6 de enero de 2015

La cosecha




Dificilmente podré mirar
a tu rostro enaltecido
mientras tus ojos fugitivos
se me revelen evasivos
y no te consiga encontrar
más que vil, y envilecido.

En tu obstinado caminar
anduviste ciego, perdido
bramando al mundo quejidos
escondiéndote los suspiros
que exhalabas frente al mar
derrotado y ya vencido.

Creíste que "aquello" de dar
era un "algo" sin sentido
ahora recoges residuos
en tu camino esparcidos;
cuando alguien no quiere amar,
no debería ser querido.

Ya solo te queda esperar
que éste corazón herido
despierte, y en sus latidos
no se retuerzan doloridos
recuerdos aún sin perdonar
y un triste perdón no fingido.